sábado, 19 de diciembre de 2015

Frases motivadoras para una cultura lectora




Animación a la lectura 

La lectura es un hábito que debemos desarrollar desde muy pequeños. Las estadísticas, en nuestro país, respecto de la cantidad de peruanos lectores no son muy alentadoras, ya que nos muestran niveles muy bajos de hábito lector. En un esfuerzo por contribuir a la animación a la lectura de nuestros estudiantes, y que esta se convierta en una actividad continua, este blog presenta breves lecturas motivadoras, reflexivas y algunas para lectores más concienzudos que podemos utilizar en nuestras clases.



10 frases célebres para motivar tu lectura

Puedes usar estas frases para reflexionar con tus estudiantes sobre la importancia de leer.






“De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo… Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria”. Jorge Luis Borges.


“Lee y conducirás, no leas y serás conducido". Santa Teresa de Jesús

“Un hogar sin libros es como un cuerpo sin alma”. Cicerón.

  “Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora”. Proverbio hindú.














viernes, 18 de diciembre de 2015

Un espacio para la lectura por placer



¡A leer, a leer, todo el mundo a leer!

Algunas experiencias de para lograr el hábito lector






Un cuento para cada día 


A través de la experiencia anterior podemos asumir lo recomendable la lectura diaria de cuentos breves como una de las maneras de animar a la lectura. Por ello, aquí podrás encontrar cuentos cortos.




El samurai

En una oportunidad, un guerrero, un samurai, fue a ver al Maestro Zen Hakuin y le preguntó:
"¿Existe el infierno? ¿Existe el cielo? ¿Dónde están las puertas que llevan a ellos? ¿Por dónde puedo entrar?
Era un guerrero sencillo. Los guerreros siempre son sencillos, sin astucia en sus mentes, sin matemáticas. Sólo conocen dos cosas: La vida y la muerte. Él no había venido a aprender ninguna doctrina; sólo quería saber donde estaban las puertas, para poder evitar el infierno y entrar en el cielo.
Hakuin le respondió de una manera que sólo un guerrero podía haber entendido: ¿Quién eres?", le preguntó Hakuin.
"Soy un samurai, le respondió el guerrero, hasta el emperador me respeta".
Hakuin se rió y contestó "¿Un Samurai, tú?. Pareces un mendigo".
El orgullo del samurai se sintió herido y olvidó para que había venido. Sacó su espada y ya estaba a punto de matar a Hakuin cuando éste dijo:
"Esta es la puerta del infierno. Esta espada, esta ira, este ego, te abren la puerta".
Esto es lo que un guerrero puede comprender. Inmediatamente el samurai entendió. Puso de nuevo la espada en su cinto y Hakuin dijo: "Aquí se abren las puertas del cielo."
La mente es el cielo, la mente es el infierno y la mente tiene la capacidad de convertirse en cualquiera de ellos. Pero la gente sigue pensando que existen en alguna parte, fuera de ellos mismos...

El cielo y el infierno no están al final de la vida, están aquí y ahora. A cada momento las puertas se abren... en un segundo se puede ir del cielo al infierno, del infierno al cielo.


Escuela de samurais
Un campesino que no tenía con qué alimentar a su familia se acordó un día de desesperación de la costumbre que promete una fuerte recompensa al que sea capaz de desafiar y vencer al maestro de una escuela de espadas.
Aunque no había tocado un arma en su vida, el campesino desafío al maestro más famoso de la región. El día fijado, delante de un publico numeroso, los dos hombres se enfrentaron.
El campesino, sin mostrarse nada impresionado por la reputación de su adversario, lo espera a pie firme, mientras que el maestro de espadas estaba un poco turbado por tal determinación.
¿Quién será este hombre?, pensaba. Jamás ningún villano hubiera tenido el valor de desafiarme. ¿No será una trampa de mis enemigos?
El campesino, acuciado por el hambre, se adelanto resueltamente hacia su rival. El Maestro dudaba, desconcertado por la total ausencia de técnica de su adversario. Finalmente, retrocede movido por el miedo. Antes incluso del primer asalto, el maestro siente que será vencido. Bajo su espada y dijo:
-Usted es el vencedor. Por primera vez en mi vida he sido abatido. Entre todas las escuelas de espadas, la mía es la más renombrada. Es conocida con el nombre de “La que en un solo gesto lleva diez mil golpes”. ¿Puedo preguntarle, respetuosamente, el nombre de su escuela?
-La escuela del hambre -respondió el campesino.




Una deuda de amistad



Cierta vez un hombre llamó a la puerta de su mejor amigo para pedirle un favor:

– Necesito que me prestes dinero para pagar una deuda, querido amigo. ¿Puedes ayudarme?

El otro contestó:

– Espéreme un momento.

Y, en seguida, fue a pedirle a su esposa que reuniese todo lo que tenían, aunque no fue suficiente con ello ya que tuvo que salir a la calle y pedirles dinero a los vecinos, hasta juntar la cantidad requerida.

Sin duda, habían hecho una buena obra a favor del amigo pero, cuando aquel se marchó, el esposo se descompuso. La señora, dándose cuenta del asunto, preguntó a su marido:
– ¿Por qué estás triste, querido esposo?
Pero él no contestó y ella insistió:
– ¿Tienes miedo de que ahora que nos hemos endeudado no consigamos pagar lo que debemos?
Ante la insistencia de la mujer, al fin, el esposo dijo:– No, no es eso –dijo el esposo–. Estoy triste porque la persona que nos acaba de visitar es
 un amigo muy querido y, a pesar de ello, yo no sabía nada de su crítica situación. Solo me acordé de él cuando se vio obligado a llamar a mi puerta para pedirnos dinero prestado.